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Foto del escritorLucio Gutierrez

Por qué no sirve decir "5 minutos y apagas el videojuego"

Actualizado: 16 ago 2019

Una frase que quizás has usado ya, más de una vez, con resultados inútiles. Para entender esto necesitamos entender la idea de "inmersión" o el "estar metido en" los videojuegos. Los videojuegos, especialmente, y otras pantallas también, están creados para enganchar con un sistema muy primitivo del funcionamiento humano que, para decirlo en simple, convoca continuamente nuestra atención. No es que otras experiencias como leer un libro no puedan hacerlo. Es sólo que estos sistemas, por sus características (por ejemplo, los juegos de acción que "piden" continuamente hacer algo, o los juegos donde interactuas socialmente con otros y te recompensan por los pequeños logros, etc.) lo hacen mucho mejor y más intensamente.



Allí donde leer un libro te cautiva en la fantasía, los videojuegos te cautivan en una mezcla entre fantasía, acción y reconocimiento. Esto hace que la experiencia de estar "metido" en un videojuego sea mucho más intensa, y que salir de ella sea también más difícil.


El fenómeno se basa en algo muy parecido a un "trance hipnótico" (ese que hacía Tony Kamo para los shows de TV en la década de los 90) que, dentro de sus características, hace que perdamos la atención sobre lo que pasa alrededor. El jugador "metido" en los videojuegos pierde sensibilidad a lo lo que dicen otros y lo que está pasando en el mundo material, por ejemplo. Pero también pierde momentáneamente la sensibilidad para atender a la información de su cuerpo y procesos internos como el reconocimiento del hambre, sueño, fatiga, dolor, por ejemplo). Incluso, y esto es muy importante, pierde la capacidad de reconocer el transcurso del tiempo.


Entonces: mamá o papá dice: "5 minutos más, ¿ok?". Y el niño o joven dice "Sí, sí, 5 minutos" mientras mira la pantalla. En realidad no está registrando atencionalmente el evento. O, si lo registra, no podrá sostenerlo en unos segundos más. Nota: pedirle que detenga el juego y decirlo tampoco ayuda, al retomar el juego retoma la experiencia de estar "en" el juego y ello cobrará más atención que los procesos de la memoria reciente.


Esto es importante: no es nada personal contigo. No se trata de un niño o joven "porfiado" tampoco. Es la naturaleza de esa actividad la que hace difícil dejarla "desde dentro".


¿Qué hacer? Muchas cosas permiten salir de ese circuito. Convérsenlo juntos, lleguen a acuerdos, finalicen el juego cuando se "terminan las vidas", o tras una partida breve, o al llegar a determinado hito del juego. Entiende de qué se trata la experiencia y acompáñalo. Traten de comprender juntos lo que pasa al videojugar y cual es la mejor manera de finalizar.


Ante todo: es un asunto de "encontrar el modo juntos", no de imponerlo.

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